El compañero
Giannis Mihailidis es uno de los cuatro anarquistas que cayeron presos
el 1 de Febrero pasado por un doble atraco realizado en Velvedo. En el
pasado ya se publicaron varias cartas suyas:
La siguiente carta se ha publicado hace un par de semanas, en griego.
Esta carta es un
intento de explicar mis posiciones y mis elecciones como parte de la
acción anarquista insurreccional y espero que funcionara como chispa
para su proliferación.
No fue escrita desde
el prisma de alguna ideología específica o alguna tendencia bien
cristalizada. Se trata de algo compuesto por productos robados del
“supermercado de ideologías” y por mis propios pensamientos.
Sin embargo, contiene
los juicios y los valores de uno que, motivado por el deslumbrante
ideal de la anarquía, participa en la guerra contra el Poder. Motivado
por un ideal que aparece tanto en las comunidades tradicionales del
pasado como en las comunidades insurrectas del pasado y actuales.
Un ideal al que hasta
ahora sólo nos estamos acercando y que tal vez nunca va a prevalecer de
manera universal. Porque, como lo describió el compañero Giannis
Naxakis, “el Poder no es metafísico, está dentro de nosotros”. Así como
lo es la pasión por las relaciones libres y sin dominación ninguna.
La comprensión del
hecho que la realidad capitalista es una guerra de todos contra todos y
una competición de supervivencia, me empuja a tomar parte en la guerra
contra ésta realidad, me empuja a elegir mi posición. Y así, por
considerar los partidarios del Orden unos asesinos sin escrúpulos, me he
pronunciado en favor de la insurrección. La anarquía es la manera en
que me rebelo, al mismo tiempo tratando de no reproducir lo que estoy
combatiendo, es decir las relaciones autoritarias, y organizar las
comunidades de lucha de un modo antijerárquico.
Primera parte
RESUMEN ACERCA DEL ENEMIGO
El desarrollo de la
civilización incluye continuo perfeccionamiento de todo un complejo de
convenios sociales. Este complejo es universal, abarca el dinero, las
leyes, el moral. Cada uno de los conflictos y antagonismos de intereses
está intermediado y manejado por este sistema de convenios.
La estructura social
actual está configurada para equilibrar los contrapesos de fuerzas, el
principio siendo su reproducción y fortalecimiento. Continuamente
evolucionada y reajustada por múltiples centros del Poder, por potentes
capitalistas, dignatarios del Estado y científicos, todos cuya
prosperidad depende de la capacidad con que la máquina social sobrevive y
se reproduce a sí misma.
Incluso la
destrucción de un fragmento de aquella gigantesca máquina les sirve como
oportunidad para perfeccionarla. Cada guerra, cada catástrofe natural,
cada insurrección o revolución crean para el capitalismo nuevas esferas
para las inversiones y además un nuevo y aún más estable régimen nace de
las cenizas del aquel anterior. Cada uno de los imperios del pasado
estaba amenazado por otras Poderes. El capitalismo ofrece tanta
flexibilidad social que cualquier factor del poder fuerte simplemente
acaba asimilado.
El vigor de la
máquina social moderna está en su capacidad de asimilarlo todo. Todo
ciudadano y todo empleado constituye un engranaje que tiene que ser
colocado correctamente. Y todos sienten que están dependientes de ese
tan ingenioso “sistema de amortización de sacudidas sociales” que se
llama el Capitalismo y que lo domina todo.
El dinero es un
idioma global, es la medida de capacidad que todo individuo tiene para
explotar a los demás. Y todo el mundo al momento de aprender como
manejar el dinero entra como iniciado en el sistema autoritario.
“Esta gente son el sistema. Y este sistema es el enemigo.”
Ese
es aquel muy poderoso mundo del Capital. Sin embargo, la religión
universal del dinero aparte del clero precisa también los milagros: el
complejo de ciencia-tecnología que puso el ingenio humano al servicio de
unos sujetos de lo más asquerosos. Máquinas potentes que asesinan en
masa, torturan, exterminan y, lo peor, descomponen el intelecto humano.
De las bombas atómicas, los conejillos de Indias, los mataderos y
granjas de animales hasta la contaminación y destrucción del planeta. De
las cámaras y televisores que difunden el modelo del esclavo moderno
hasta las “armas inteligentes” de la policía.
No,
la tecnología no es para nada neutral. Se trata de una prostituta que
se puede acostar contigo pero nunca olvida quién es su proxeneta. Una
fuerza enorme que se desarrolla rápidamente empujando ese mundo más y
más cerca al borde del control total, más y más cerca de la derrota
definitiva de la libertad.
Por lo tanto un mundo feliz ya está aquí y además está hecho de tal manera que no deja a nadie el derecho de ir afirmando: “soy inocente”.
No
importa cómo se ha arraigado en la sociedad el moral hipócrita de la
cultura burguesa, la realidad pura y dura es presente y no se puede
esconder detrás de la montaña de las llamadas “normas morales
altruistas”. Las apariencias de sensibilidad no se anulan por el
conjunto de conductas prohibidas, con la muy difundida e imprescindible
auto-opresión con su única función siendo la prosperidad y reproducción
de una sociedad de individuos castradas.
El
robo es amoral con tal que cuestiona el cáliz sagrado de la propiedad
legal, mientras que la explotación por medio de la propiedad tiene que
ser respetada. Los asesinatos son amorales menos esos que fueron
cometidos por un madero o mercenario: entonces se trata del “acto
heroico”. No vale la pena mencionar las incontables normas insípidas e
insignificantes, que son simplemente reproducidas por los antropoides
acomplejados, que con su ayuda limitan y ponen pautas a sus relaciones
amorosas y, en contexto más amplio, sociales.
Sin
embargo el moral es para las víctimas, para los de abajo de la pirámide
social. Los que están en su cima, para estar allí ya le habían escupido
a él, mientras que siguen fingiendo que le respetan y reconocen. Pero
también le escupieron a él los libres y conscientes revolucionarios que
actúan a base de su propio juicio y sus propios sentimientos, mientras
que su moral se plasma por un sentir espontáneo, despreciando las normas
de las prohibiciones. La diferencia es que ellos no necesitan fingir.
Por
supuesto, el sistema capitalista no se limita a las estructuras del
Poder difusas, tampoco hubiera podido prosperar a base de un moral que
cualquiera puede cuestionar. Necesita a un mecanismo violento que va a
disuadirle a todos la mera perspectiva de poner en duda su normalidad.
La violencia de la legalidad sustituye los límites de las normas morales
y construcciones ideológicas. El capital global constituye imperio y el
núcleo de su violenta imposición es el gobierno democrático.
Como
cualquier otro régimen totalitario también la democracia para sus
súbditos parece ser la más conveniente forma de autoridad. Y
naturalmente se ocupa de reproducir su moral, su cultura y su propaganda
a través de la enseñanza estatal, el espectáculo y la--controlada desde
el centro-- información. El mensaje que “ cualquier forma de
organización de las relaciones humanas que no sea autoritaria resulta
ineficaz” ni siquiera precisa ser formulado: es implícito.
“La
violencia no puede ser una fuerza pura y brutal, porque si sería así el
caballo de Caligula tuviera el mismo derecho como Cónsul de Roma que su
dueño.”
Tomas Paonal (1)
Para
que el régimen parezca no sólo la más favorable pero también la única
opción, no basta con imponerlo por la violencia bruta, se precisa las
apariencias de clemencia.
La
democracia capitalista es el Paraíso comparando con el Infierno que
esta misma democracia produce en los territorios que está explotando.
Rehuye
aplicar en su interior el dogma de tolerancia cero, incluso si eso
forma parte de su discurso realizado en marcos de aterrorizar a los que,
sea conscientemente o no, cuestionan el orden establecido. El límite de
tolerancia puede ser ajustado para asegurar los equilibrios sensibles.
Por lo tanto la democracia evita de exterminar físicamente sus enemigos
internos y preserva su máscara humanista que encubre la naturaleza
ensangrentada del complejo Estado-Capital. Cualquier desviación de esta
norma constituye la afirmación de una desestabilización del sistema, el
eco de una fuerte disidencia interna que amenaza cambiar el carácter del
régimen. Constituye también un daño para la democracia burguesa
que—funcionando sobre la base de los principios de economía—tiene que
gastar más energía en restablecer su orden interno.
Por
supuesto que todo el mecanismo de la violencia física presente en la
democracia, es decir policía-justicia-cárceles tiene sus fundamentos en
el invento ideológico llamado la seguridad. El crimen es el enemigo
imaginario del cual el Estado te protege, al mismo tiempo creando las
condiciones que le engendran. El mismo sistema que fabrica armas define
como legal su uso por el brazo militar que tras violencia cruda genera
las condiciones del saqueo brutal en el extranjero y por el brazo
policial que impone el orden en el territorio nacional, es decir la
racionalizada condición de explotación capitalista.
El
mecanismo básico de sometimiento que tiene en sus manos la democracia
capitalista es la institución del encarcelamiento. El encierro—que los
humanistas llaman “la corrección”--funciona como chantaje para cada
quien está pensando de desviarse de la legalidad burguesa y, por
constituir una más clemente forma del castigo que la ejecución, preserva
la máscara humanista que lleva el régimen. Es también la parte
elemental del científicamente estructurado sistema moderno que siga
manteniéndose sobre la violencia, sea directa o indirecta, para tomar
control sobre las consciencias.
CONSCIENCIAS ARMADAS
Observando
el continuo desarrollo de la tecnología de represión y de control hacia
los modelos cada vez más totalitarios, surgen las siguientes
cuestiones: ¿Contra quién se está blindando el sistema? ¿Qué es lo que
hundirá ese orden tan bueno en el caos? ¿Cuál fuerza intentan engañar
esas apariencias humanistas?
Una
fuerza lo mismo poderosa que la fuerza que le ha engendrado. La
consciencia del ser humano. La consciencia que ha dado a conocer los
valores contrarios a la insensata explotación y opresión. Esto que ellos
llaman “los logros sociales” no es nada más que la perfección del
régimen mismo que de esta manera asimila estos valores y reduce las
reacciones en su contra, pero de hecho sigue como es: violento y
opresor.
El
sistema autoritario actual con sus columnas fundamentales siendo la
continuamente evolucionada tecnología y ciencia, el muy poderoso
mecanismo capitalista y las democracias occidentales con su papel de
regulador, todos ellos son el resultado de la coevolución dialéctica
entre Poder e Insurrección. El régimen ha nacido de las revoluciones y
sigue siendo revolucionario.
El “milagro” del mundo moderno es el bastardo nacido del encuentro amoroso entre el Poder y las ideas liberadoras.
Por
un lado el Poder limita su propia bestialidad y por otro la explosiva y
rápida evolución del saber (que una vez había sido perseguido) junto
con la libertad de expresión aumentan a su potencial.
Se
trata de una situación en que, comparando con las sociedades del
pasado, no se puede presagiar nada positivo pero tampoco nada negativo,
ya que nunca ha habido algo comparable y no existe una historia
hipotética. Lo único que hay es un mundo que evoluciona y en esa
evolución suya nosotros tenemos la posibilidad de participar con la
fuerza de nuestra consciencia.
El
desarrollo de la consciencia pasa por el acto de cuestionar los valores
y las ideas establecidas y, pasando por las insurrecciones y
revoluciones tanto individuales como sociales, da a la luz a nuevos
ideales. Este es el flujo de la historia. Aparte de la sangre que se
derrama abundantemente en nombre de intereses de los poderosos, fluye
también la sangre que riega la flor de la insurrección, flor que gira
hacia el sol de la libertad y del derrumbo de los imperios. Porque los
libres espíritus se arman y reclaman tener su lugar en la historia.
Aquellos que argumentan que la acción revolucionaria no tiene sentido ya
que el sistema es tan poderoso, que se pregunten cómo sería el mundo si
no hubiera sido moldeado por las insurrecciones y revoluciones, que se
pregunten qué grado alcanzaría ya el totalitarismo del Poder si la única
fuerza que evoluciona fuera el insaciable deseo por más fuerza, por más
control...Y ya que la respuesta es tan evidente, mejor que se miren a
sí mismos para ver el reflejo de sus elecciones llenos de culpa.
Segunda parte
SIGUIENDO EL RASTRO DE MI RECORRIDO POR EL MUNDO DE LA INSURRECCIÓN, DE LA RESISTENCIA Y DE LA SOLIDARIDAD
Desde
el momento en que las cosas que viví me llevaron a cuestionar la
ideología estadista dominante, desde el momento en que me di cuenta que
cada momento de la inactividad es complicidad en los crímenes de los
poderosos, aspiraba a que mi acción sea coherente con mis pensamientos.
Iba buscando maneras de sabotear el armonioso funcionamiento del Estado y
de la economía, iba buscando cómplices para esta obra. Muchísimos
compañeros acabaron eligiendo opciones parecidas mucho antes que yo y yo
me había inspirado por sus ideas, sus acciones y por los recorridos que
hicieron. Recorridos que muchas veces fueron difíciles y dolorosos,
recorridos que vivieron reclamando la autodeterminación, la libertad y
la vida.
Cada
una de las formas y opciones de lucha tiene su valor e importancia.
Sirve para convertir en carne y hueso los deseos de toda individualidad
rebelde que contribuye al ensanchamiento necesario del frente
revolucionario difundiendo las ideas liberadoras de sabotear las
jerarquías, los mercados, las estructuras sociales y las máquinas al
servicio del Capital que aniquilan la naturaleza, tanto humana como no.
Por
supuesto que los medios y las estrategias que uno elige en la guerra
revolucionaria—como en cualquier otra guerra—en gran parte están
determinadas por la correspondiente estrategia del enemigo. La
democracia burguesa en su versión griega prefiere permitir la libre
expresión de ideas revolucionarias, después de haberse asegurado no sólo
de que estas ideas serán calumniadas por sus bien controlados medios de
información, pero sobre todo de que serán sepultadas debajo de un
montón de octavillas de publicidad y que las masas seguirán consumiendo
la falsa vivencia. El atontamiento televisivo prevalece.
El
Estado conoce bien que para aguantar en esa guerra de sobreinformación
tenemos que ser dinámicos y fuertes y que un mensaje para difundirse
socialmente necesita la acción. Y hacia esta exactamente acción se
orienta la subida del grado de represión. El objetivo de este breve
análisis es recalcar la importancia que tienen tanto los proyectos que
difunden el discurso anarquista como las acciones guerrilleras. Por que
el discurso por sí solo, además de quedarse enterrado en la tumba de
sobreinformación excavada por la civilización burguesa, perdería su
sentido si no hubiera desafiado el monopolio de violencia del Estado, si
no se hubiera encarnizado en la directa violencia revolucionaria.
De
la misma manera, ninguna reivindicación de ataque difundida a través de
prensa o medios digitales puede sustituir el acto de repartir
comunicados mano a mano, no puede sustituir la comunicación que se
produce mediante la relación orgánica generada en los abiertos proyectos
de resistencia.
La
estrategia del Estado de matar los nervios de la lucha anarquista
golpeando sus formas dinámicas, violentas y ofensivas, causa que algunas
opciones resultan más cruciales. Naturalmente sería ridículo afirmar
que ciertas formas de lucha son superiores que otras, pero toda
individualidad o colectivo rebelde debe proponerse la siguiente apuesta:
¿vamos a abandonar ciertos campos de guerra revolucionaria y así
rendirnos frente a ese chantaje estatal fijo llamado “legalidad”?
AÚN VIVO EN EL ESTOMAGO DE LA BESTIA
Me veo enfrentado con
el mundo carcelario, un espacio/tiempo determinado exclusivamente por
los convenios. Toda una serie de opciones que hice me ha llevado hasta
aquí, opciones que hice intentando trazar mi propio trayecto de la
negación. La negación a sucumbir a los chantajes del Estado, a
resignarme frente a los convenios del Poder, a vivir como un peón
minúsculo más. Se trató de un recorrido consciente de insurrección, de
resistencia y de solidaridad. Un camino rastreador lleno de senderos que
van cuesta arriba hacia el volcán de la revolución anárquica.
Por ser temporalmente
“desactivado” me aprovecho de la oportunidad que me proporciona el
régimen demócrata: la de expresarme libremente, intentando trasformar mi
debilitad en fuerza. El tiempo muerto de la cárcel nutre el desarrollo
de las ideas que socavan los fundamentos de ilusiones democráticas.
Es urgencia de todo
revolucionario trasmitir los mensajes que enciendan la mecha de la
acción insurreccional. Al mismo tiempo, tanto la acción como la postura
vital y de lucha que elegimos funcionan ya como el mensaje. Por lo tanto
considero tan importante defender estas de mis elecciones cuyas, según
mi opinión, han sido cruciales y demostrar el significado que ellas
tuvieron para mi. Lo considero más importante que la “clemencia” que,
eventualmente, podían mostrar los tribunales democráticos si decido
guardar silencio respecto a los temas más “sensibles”. Desprecio los
códigos penales y no voy a dejarles limitar la dinámica de mi discurso.
Desprecio también la supuesta “estrategia” que se inventan aquellos que,
cuando llega la hora, no son capaces de defender sus elecciones. Porque
nuestra lucha se lleva a cabo principalmente y sobre todo en un campo
político y social. No se trata de un conflicto militar entre dos bandos.
La dinámica de la barricada revolucionaria es la perspectiva de
extenderla y esta extensión sea factible cuando gritemos los mensajes de
insurrección y no cuando nos mantengamos a escondidas en la espera que
el enemigo nos tratara de manera favorable.
Naturalmente, el
régimen de los convenios no está basado en una violencia irracional. El
Estado moderno regula las condenas según la postura que uno tiene frente
a las instituciones policiales y judiciales. De una manera trata los
chivatos, los arrepentidos, los que hacen paso atrás y de otra los que
defienden sus decisiones.
Al parecer, algunos
se dejaron engañar por los estrategas más hábiles, por los que saben
bien que “debes dejar una salida al enemigo cercado y matarle luego,
cuando retroceda.” (Sun Tzu)
Por lo tanto, ¡ninguna retirada, la batalla furiosa hasta el fin!
EL SENDERO DE LA DESVIACIÓN
En este momento estoy
acusado del intento de homicidio con el arco ocurrido durante una
manifestación, de ser miembro de la O. R. CCF, de 160 ataques realizados
por esta organización, de enfrentamiento sangriento con la policía en
Pefki y de atracos a bancos realizados en Velvedo (cerca de Kozani) y en
Filota (cerca de Florina). Cada una de estas acusaciones es para mi un
titulo de honor, ya que me siento orgulloso de que el régimen me cuenta
como uno de sus enemigos. Claro que yo era enemigo armado del sistema
autoritario antes que la policía que había fichado en sus expedientes. Y
me gustaría explicar el razonamiento que ha guiado mi recorrido y
referirme a algunos momentos importantes de mis actividades y de mis
opciones. Por supuesto, voy a dejar afuera ciertas cosas ya que no tengo
intención dar al enemigo informaciones que él, de momento, no sabe.
En 2009, cuando el
Estado ha golpeado algunas de las infraestructuras de la guerrilla
anarquista y bastantes compañeros pasaron a clandestinidad, para mi no
sólo el apoyo a los prófugos sino también la urgencia de tomar parte en
la acción guerrillera fueron algo que se entiende por sí mismo.
En estos marcos se produjo mi relación con la O.R.CCF.
No fui miembro de la
organización, porque en la anarquía toda individualidad tiene la
posibilidad de seguir su propio e autónomo recorrido, colectivizarse
libremente y montar nuevas organizaciones, al contrario de lo que
presenta la propaganda periodística que ve a una sola estructura
centralista y nos quiere vernos todos allí dentro, anulando las
diferentes características que tenemos cada uno. No obstante durante
este período, al haber reconocido ciertos objetivos comunes, se
generaron relaciones de solidaridad de facto que nos llevaron a una colaboración más profunda.
Y
esta colaboración a su vez ha provocado que también yo mismo recibí las
consecuencias de la operación represiva lanzada contra la Conspiración.
Unos
pocos días antes del asalto de la Unidad Antiterrorista en Volos, fui
detenido en una manifestación por haber apuntado el Parlamento con mi
arco, es decir por una acción que defiendo totalmente hasta el día de
hoy, ya que por estar dentro de los marcos de la lucha multiforme se
orientaba al enriquecer los medios y evolucionarlos según los principios
de fantasía. Sigo teniendo las posiciones que he expresado en la carta
que saqué entonces.
Por
lo tanto, en aquel entonces me soltaron en libertad con medidas
restrictivas cuyas yo mismo de todos modos ya he decidido de romper y
eso para no correr el peligro de ser detenido en el caso que la policía
supiera más cosas que ella misma haya admitido de saber. Esta elección,
esta consciente decisión mía, fue confirmada por el orden de busca y
captura sacado contra mi persona después del arresto de 5 miembros de la
CCF en Volos.
Me
encontré en medio de un cruce de opciones pero entonces ya sabía cuál
es mi camino. Había elegido el trayecto escabroso que pasa por los
preciosos lugares de acción y vida fuera de la ley. Había escogido la
guerra de guerrillas permanente, llena de las secuencias asombrosas,
tanto en lo que se refiere a los trabajos de infraestructura, campañas
nocturnas para robar vehículos o los atracos a bancos, como en lo de los
momentos del ataque.
Estás
privado de tantas cosas cuando eres prófugo, pero el hecho que ya no
eres el ciudadano del Estado equivale la declaración de guerra. Como
anarquista, el hecho ese me hizo sentir coherente frente a mí mismo,
algo que no sería así si corriera peligro de ser detenido por una vida
tranquila en los abrazos de legalidad o incluso peor, si decidiera
entregarme esperando un trato más favorable de parte del enemigo.
Este rechazo de la
entrega tuve que sostener junto con mis compañeros tras un trabajo de
infraestructura difícil y continuo: carnés de identidad falsos, alquiler
de pisos, conseguir armas, autofinanciarse con atracos a mano armada.
La infraestructura de defensa que al mismo tiempo constituía la
infraestructura de ataque, siempre cuando lo hemos elegido nosotros.
Junto con las reglas de seguridad y las medidas de antiseguimiento,
nuestro continuo trabajo en la agobiante condición de clandestinidad nos
empujo a saborear la vivencia de guerra. Vida sobre el corte de
cuchilla, adecuada para los amantes de vivencias verdaderas, vida al
cual los pacíficos consumidores fallan de acercarse en las salas de cine
de su propia pasividad. Porque la vida significa intervención,
reivindicación y guerra, y no que seas como una pila que trabaja para la
máquina gigantesca.
Percibiendo a mi
mismo como adversario del régimen y sabiendo que sus perros armados en
cualquier momento pueden atacarme y capturarme, he ajustado mi vida y
mis movimientos esperando el momento en que estallara la batalla armada
con los mercenarios del Estado. El momento en que el valor de la vida de
un madero está bajando según el grado en que éste se oponga a mi
libertad. Sin duda, existen cohibiciones que nos impiden quitar la vida
incluso a un soldado del enemigo, sean las consecuencias de tal acto o
ya sea la clemencia ante esos estúpidos “irresponsables” que, conducidos
por la condición de apatía generalizada, se alistaron al Poder. Sin
embargo, cuando los guardianes de la legalidad me atacan, mi libertad
vale más caro que sus, de todos modos innecesarias, vidas.
A pesar de tener
armas, tanto a un nivel material como a un nivel de consciencia, el
momento en que tuvimos que hacer frente a dos maderos armados, algo que
ocurrió durante una tarea relacionada con infraestructura, estábamos
insuficiente armados,—dentro del torbellino de las agobiantes
condiciones de clandestinidad--, ya que, para ser exacto, tuvimos sólo
una pistola. Por casualidad no iba armado y cuando sentí que los maderos
se acercan traté de huir corriendo, hasta que finalmente me
inmovilizaron.
Jamás olvidaré qué
hermosamente sonaron los disparos mientras que yo desesperado
reflexionaba que en breve se acabara mi libertad. Pero, la difícil
decisión en favor de un enfrentamiento armado desde la posición
claramente desventajosa la cual fue asumida por el anarquista Theofilos
Mavropoulos, me ha liberado despertando en mi la rabia de libertad.
Teníamos que escapar pasando por encima de sus cadáveres.
En la batalla de
Pefki, mi contribución era agarrar el coche de maderos que luego he
usado como arma, amenazando de arrollar bajo sus ruedas un policía que,
sufriendo el exceso de fervor, intentaba bloquearme el camino. En todo
momento yo me orientaba a la huida hacia libertad.
El resultado final de
esa batalla enfurecida eran dos maderos heridos de gravedad, por lo
tanto un coste que contribuyó a sembrar miedo en las filas del cuerpo
mercenario de la Policía, pero tuvo también un grave precio para
nosotros: lesión y luego captura del compañero.
Para mi
personalmente, el hecho que mi libertad ilegal se haya ampliado por dos
años más fue algo inestimable. Lo único de que me arrepiento es que en
el período antes que me detengan no había logrado de cumplir mis
expectativas, es decir agudizar la acción guerrillera y realizar tan
deseada liberación de los compañeros de las cárceles de democracia. No
obstante, he obtenido unas experiencias las cuales no cambiaría por nada
en el mundo, he desarrollado unas relaciones que se forjaron creando
una compañía armada que iba deambulando por montañas y ciudades
preparando atracos y actos guerrilleros. He adquirido experiencias que
voy a guardar como un tesoro para hacer las cosas aún mejor cuando
estaré libre otra vez.
Nunca olvidaré lo
atrapado que me sentí dos años más tarde, cuando armados hasta los
dientes pero perseguidos estuvimos en una furgoneta, allí en las
montañas de Macedonia Occidental, y no quisimos arriesgar la vida del
rehén en una batalla con la policía. Condiciones llenas de
contradicciones, opciones contradictorias.
En un mundo donde
reina la sumisión frente a las armas policiales, solamente la amenaza de
arma puede garantizar nuestra existencia. Es casi cierto que cualquier
movimiento nuestro que fuera anotado, alguien se lo chivará a la
policía. Entonces, el único modo de mantener segura la información sobre
nosotros es tras someter con nuestra violencia el portador de ésta
información. Con tal que ya está acostumbrado a seguir los órdenes de
maderos va a obedecer, de momento, lo que le imponen los rebeldes. Hasta
que su consciencia se reconcilie con la propuesta de resistencia y sea
posible una relación antiautoritaria.
Si alguien se
encuentra en esa posición difícil de obedecer la voz intensa que grita
“¡atraco, manos a la cabeza!” y al mismo tiempo no tiene intención de
colaborar con la represión, seguramente se dará cuenta que nuestra
elección se debe a una necesidad y así se pondrá a nuestro lado sin
agravar aún más esa situación tan tensa.
El mundo capitalista
es un mundo en pie de guerra y todo aspirante a chivato ya había elegido
por adelantado afilarse al bando de nuestros enemigos. Podemos
comprender las elecciones de cada uno y ser clementes, pero el hecho de
imponernos es lo mínimo que podemos hacer en momento en que hemos
decidido de responder con guerra a la guerra.
Resulta poco realista
la crítica sobre “las relaciones de poder que se generan durante un
atraco o un secuestro”, ya que las relaciones del poder están ya en la
mesa, presentes por todos lados. El dinero está guardado en las cajas
fuertes vigilado por las armas policiales y cuando se saca una pequeña
parte será para comprar artículos y “servicios”, es decir para perpetuar
la cadena de esclavitud.
La única relación sin poder que pueda existir nace en las comunidades de lucha.
ORGANIZACIÓN Y ATAQUE
Naturalmente, el
anterior análisis y relato no tendrían ningún sentido particular si no
fueran acompañados por la proyectualidad de continuar la lucha con todos
los medios y en todas sus formas. Porque las comunidades de lucha son
constituidas por individualidades diferentes, con diferentes entre sí
puntos de partida y motivaciones, pero que se juntan una con otra en la
guerra contra el Poder. Es de ahí donde surge la deseada y necesaria
multitud de opiniones pero también de medios de lucha.
Naturalmente, sigue
abierta la apuesta de organización de guerra anarquista. Tanto respecto a
la realización de más fuerte posible y más efectiva acción contra el
enemigo, en cuanto al fortalecimiento de relaciones entre compañeros.
Organización que
significa montar grupos y células de acción, sea según las experiencias
comunes o ya sea objetivos o concepciones que estos tienen en común.
Acción que tiene que
ver con la difusión de nuestras propuestas y nuestros valores y su
conexión con otras formas de lucha, con el objetivo que toda lucha
fragmentaria cambiara su enfoque de lo parcial a “lo todo”, de una
particular condición de opresión y explotación a ese cautiverio
generalizado engendrado por la civilización del Poder.
Acción que golpea el
enemigo al fondo sin reconocer el dipolo “legal-ilegal”y que se niega a
hablar el idioma del enemigo incluso cuando sabe cómo decodificarlo.
Acción colectiva,
acción individual, acción directa. De las manifestaciones y las
asambleas populares hasta los nocturnos sabotajes incendiarios, las
bombas, los atracos y los asesinatos de órganos directivos del sistema.
En esta acción se
forjan las relaciones de revolucionarios, toman forma de compañerismo y
llegan a completarse en el concepto de solidaridad. En esta acción todo
individuo se siente completo y vive en coherencia con sus sentimientos y
su consciencia.
Por lo tanto,
organización significa también superarse a sí mismo, significa
autocrítica, ruptura, disolución y luego reconstitución a base de
fundamentos y relaciones cada vez más superiores. Pero también significa
coordinar las fuerzas hacia los objetivos que tenemos en común,
buscando maneras de acoplar nuestras diferencias, de conectar de nuevo
el terreno en que hubo grietas, de no olvidar nunca dónde y quién está
el enemigo.
ATAQUE FRONTAL CONTRA EL AUGE DEL DESARROLLO DE LA CIVILIZACIÓN DEL PODER
Terminando, quería
señalar una falta crucial de los enfoques de lucha. Nos centramos casi
exclusivamente en la policía y la represión o en las instituciones
políticas y económicas, mientras que el mundo del control total se está
preparando en los laboratorios científicos sin vigilancia ninguna. Y
mientras que los más pervertidos torturadores de animales en nombre del
conocimiento y de la ciencia hacen experimentos sobre el control mental y
no tienen escolta policial, al contrario que los políticos, ese tan
señalado escaparate del sistema.
De verdad parece
bastante fácil devolver al clero de tecnociencia un poco de violencia
que ellos mismos engendran, pero muy pocas cosas se hacen con esta
perspectiva. Este texto en que hablo sobre las opciones que hice, lo voy
a concluir con una autocrítica respecto a esta omisión fundamental,
entre estas cosas que siempre iba aplazando esperando el momento
adecuado que nunca llegó. Mi objetivo es que los nuevos compañeros
cubren los vacíos dejados por los que estaban antes. Considero esencial,
más allá de lo simbólico, el sabotaje contra las infraestructuras
tecnocientíficas de la civilización. Porque si examinemos por dónde van
las investigaciones y quién las financia, nos demos cuenta que el
capital poderoso y los principales mecanismos del Estado dirigen el
desarrollo de las ciencias y de la tecnología para servir los fines del
beneficio económico y del control social.
Se sabe que la
industria se aprovecha de los logros científicos de lo más destructiva
manera hacia la naturaleza y de lo más dolorosa hacia los animales y las
personas. Empezando por la contaminación y sobrecalentamiento del
planeta, pasando por la reducción de las formas de vida y terminando por
la tortura del asfixiante encierro en las granjas de animales
destinados para alimentación o para pieles, los seres humanos tampoco
reservan un destino mejor para los de su misma especie. Nada más que
violencia, dolor, explotación y muerte.
El potencial del
método científico facilita el manejo social mediante la propaganda
psicologizada, prepara el seguimiento generalizado a través de “los
sistemas inteligentes” con cámaras telescópicas en los satélites e
incluso incorporadas en los insectos-espías robotizados y, siguiendo el
hilo del control mental, experimenta con cerebros de animales.
Desarrollan los vehículos aéreos de bombardeo no tripulados que ya están
sembrando la muerte en los regiones de conflictos militares y también
los soldados-robot. Al mismo tiempo preparan la fusión de ser humano con
máquina, un ideal tecnócrata en que la distancia entre el ojo y la
pantalla y entre la mano y el teclado queda reducida a una conexión
directa con el cerebro, de este modo permitiendo todavía más rápido
desarrollo de esa superpotencia que es la tecnología. Un ideal que nada
tiene que ver con la ciencia ficción porque ya existen laboratorios que
“acogen” a varias especies de animales-ciborg con implantes electrónicos
en cerebros y existen infraestructuras universitarias que aspiran a
preparan la gente moralmente y legalmente para que acepten la llamada singularidad tecnológica que unificará el ser humano con la máquina.
Esta realidad presenta un chantaje de lo más evidente que tenemos que concienciar: nosotros o ellos.
Y pienso que con el
tiempo ese chantaje se hará sentir más y más por cada vez más gente,
pero también nos volveremos cada vez más achacosos. Tenemos que actuar
mientras que haya tiempo y ya nos hemos demorado muchísimo. El nuevo
fascismo está aquí y no se impone: uno se lo puede comprar. Tenemos la
obligación ante nosotros mismos de sabotearlo y de montar un poderoso
frente en su contra, independientemente de nuestras diferencias
ideológicas y teóricas.
Sin embargo, para
combatir el complejo tecnocientífico tenemos que ajustarnos, tenemos que
gozar de las nuevas tecnologías y usarlas en su contra. Como los Indios
que no podían combatir los conquistadores europeos con sus arcos, los
revolucionarios serán eliminados si no suban de grado y perfeccionan
formas de su acción. Desgraciadamente, todo eso suena lejano pero está
previsto que el futuro será aún más opresivo y agobiante y por lo tanto
queda muy claro que no hay otro camino.
Junto con este
llamado a la acción mando también un señal de solidaridad a los
compañeros en todo el mundo que hicieron y siguen haciendo guerra contra
el complejo tecnocientífico, el Estado y el Capital, sea dentro o fuera
de los muros de las prisiones.
Saludos
revolucionarios a las células de redes internacionales del Frente de
Liberación Animal (ALF), el Frente de Liberación de Tierra (ELF), el
Frente Revolucionario Internacional (FRI) la Federación Anarquista
Informal (FAI), la Conspiración de Células del Fuego y a todos los
grupos y organizaciones, tanto los que firman como anónimas, que no
forman red global de células pero--independientemente si estoy o no de
acuerdo con sus puntos de vista—siguen apostando por la resistencia, la
insurrección y la revolución.
Giannis Mihailidis
Cárcel de Koridallos
Postdata 1. En el
momento en que se publica este texto, el prisionero anarquista Kostas
Sakkas está en huelga de hambre (a partir del 4 de Junio). Me declaro
solidario con la lucha que lleva a cabo el compañero para reclamar a su
propia libertad. Es necesario tomar acción para impedir la estrategia
exterminadora del Estado contra el huelguista.
Postdata 2. Desde
muchos días se lleva a cabo una cacería brutal para dar con los
fugitivos de la cárcel de Trikala, es decir con las personas que se
atrevieron a burlarse de las medidas de seguridad carcelarias, mostrando
que no hay nada que sea imposible. Su espíritu combativo y la firmeza
con que defienden su libertad, nos regalaron unas sonrisas de lo más
verdaderas. Suerte, hasta la destrucción de la última cárcel, hasta que
todos seamos libres.
Postdata 3. Las barricadas de todos los rincones de la Tierra calientan nuestras corazones.
EXTRAIDO DE ALASBARRICADAS