Si pudiera elegir, me encontraría justo donde estoy.
Entre los senderos del Valle de Susa, por las calles de Turín, con
mis compas o reflejándome en los ojos de mujeres y hombres desconocidxs,
aprendiendo a escuchar, eligiendo esperar, corriendo más rápido.
Me encontraría donde se descubre el sabor dulce e intenso de la
lucha, alguien te aprieta la mano que tiembla y se lanza el corazón más
allá del obstáculo. Allí donde el cálido, continuo y tenaz abrazo de la
solidaridad no permite que quien está aisladx se sienta solx, libera la
pasión del/la que está prisionerx y llena la habitación de presencias
amigas.
Me he preguntado varias veces por qué no satisfacerme con el
privilegio de la ciudadanía, tener casi seguro una casa, algún hijo,
alguna forma de llevar el pan a la mesa. Pero cuando descubres que la
libertad y la humanidad son otra cosa, cuando te das cuenta de que los
únicos motores de la política y de los grupos de Poder son el privilegio
y el saqueo es demasiado tarde para volver atrás. Has entrado en otro
mundo, que es en el que yo estoy ahora.
En este lugar, no hay espacio para lxs que miden el tamaño de su
moral con códigos y leyes. Echar a la calle a quien no paga el alquiler o
a un centro de internamiento a quien no tiene papeles, producir
residuos nucleares, salvar el capital y distribuir miseria, militarizar y
devastar territorios. Todo a norma de ley, en democracia. Hasta el
disenso siempre y cuando no se interponga de verdad en la realización de
los planes inexorables del progreso y las ganancias.
Pero cuando mucha arena encasquilla el engranaje, si una persona, una
plaza o una población se hacen impredecibles y eficaces, es posible
escuchar el ruido de los cuchillos que se afilan. El cuerpo de las leyes
en defensa de la propiedad pública y privada hincha todos sus músculos.
Si se sale a la calle el día erróneo (¿o el adecuado?), junto a los
adoquines se puede recoger la gran piedra de la Devastación y el Saqueo.
Si se asume una práctica radical contra el sistema social, está lista
el hacha de la Asociación Subversiva (o con un salto más de imaginación
la de la Asociación Delinctiva). Para todo lo demás, se prepara la jaula
del Terrorismo. Cualquier oposición real crea daños y ralentiza el
avance de proyectos, al final, todas las acciones y lucha eficaces se
podrían contener en esta categoría de represión. El objetivo es fácil de
identificar: un castigo ejemplar para cualquiera, un aviso lanzado a
todxs lxs demás.
Cierto, la idea de todos los años de cárcel evocados con todas esas
palabras crea un nudo en el estómago. Aun así, es mucho más doloroso
imaginarse indefensxs mirando el mundo devastado para el provecho de
pocos. De todxs nosotrxs, que hemos aprendido la diferencia entre lo
justo y lo legal y hemos saboreado el gusto de tomar las calles y los
bosques, con la amenaza de la cárcel no obtendrán gran cosa. Ni tampoco
nos engañarán con el valor simbólico de sus acusaciones, porque sabemos
de dónde nace el terror y conocemos las porras, el gas y las redes. Y
los ejércitos, las armas y las rejas.
No debemos tener miedo. Dejemos que lo respiren los que viven
blindados en una existencia gastada en defensa de sus propios
privilegios y sus metas de saqueo.
Yo, en esta jaula, tengo los pulmones llenos de libertad que he aprendido a amar luchando, entre senderos y calles.
Y como yo, otrxs. Ustedes. Soidarixs, cómplices e imparables.
Recordemos que a Chiara la trasladaron de prisión el 30 de enero. Su nueva dirección es:
Chiara Zenobi
Casa Circondariale Rebibbia via Bartolo Longo, 92 00156 Roma (Italia)
Casa Circondariale Rebibbia via Bartolo Longo, 92 00156 Roma (Italia)
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